viernes, 7 de julio de 2017

El cinco de espadas y el ejercicio de la competitividad


El cinco de espadas es una de esas cartas duras. Nos habla de conflictos, de ambición, de ser agresivo en la lucha por lo que queremos conseguir y en efecto conseguirlo. A Maquiavelo seguro le hubiera encantado esta carta. En una lectura podemos estar en la posición del vencedor y también en la de los vencidos, la carta por sí misma no lo deja claro y serán los arcanos que la rodeen los que nos dirijan a la interpretación correcta. Ganar o perder, suena simple.

Pero ¿qué sucede cuando la carta aparece para nosotros mismos o en una situación en la que esa dinámica no es aplicable?

Una lectura en la que una madre saca el cinco de espadas para la relación con su hijo no puede determinar que ella gane o pierda. En cualquier caso siempre será lo segundo. Mostrarle a nuestros hijos que teníamos razón a costa de hacerlos sentir disminuidos y derrotados no es una victoria para un padre. Por el contrario, dejarles a ellos doblarnos la mano siendo nosotros los que nos alejemos tampoco resultará en nada bueno. Las relaciones familiares deben ser justas, amorosas, horizontales. El rol de un padre es guiar, y jamás nos alegraremos de que nuestros hijos cometan errores aunque sabemos que es inevitable en el aprendizaje del mundo.

Simplemente, hay situaciones en las que no podemos funcionar con la lógica de la competencia. Por eso cuando aparece esta carta debemos preguntarnos: ¿Es en realidad un asunto de vencer o ser derrotado? ¿cómo puedo enfrentar esta situación sin sentir que debo ganar? ¿En qué me disminuye no tener la razón? Es un llamado de atención a nuestro instinto competitivo que no es algo malo per se, pero no puede extenderse a toda dinámica relacional o la ensuciará con tensiones y rencores que desnutren los afectos.

Hay conflictos que sólo están en nuestra mente. Las espadas representan ese universo mental que estructura nuestras acciones. No es lo mismo conquistar por la fuerza que lograr una meta en equipo; al mirar al personaje de la carta vemos que él tiene todas las espadas, como dice Waite en su clave pictórica es "el amo del campo", pero está completamente solo. En el cinco de espadas no hay verdaderos ganadores, todos han perdido algo. La sonrisa casi sarcástica con la que el vencedor mira a sus contendores nos indica que al menos ha perdido su humildad. Como quien va a la guerra, puede que conquiste un territorio pero dejará en él parte de su alma. 

Cuando veo esta carta una de las cosas que recuerdo de inmediato es una frase que leí, que desconozco a quien pertenece pero la cito: "elige cuidadosamente tus batallas, a veces es mejor tener paz que tener razón". No todo es ganar o perder, sin importar el resultado experiencias, recuerdos y aprendizajes quedan. Y de eso está hecha la vida.