jueves, 13 de junio de 2019

Mi experiencia como onironauta

Desde niña siempre he tenido sueños muy vívidos. Recuerdo teniendo cuatro años, un sueño recurrente en el que yo salía de mi cuerpo pero siendo muy pequeña, como una moneda, y volaba hasta el cielo de mi casita, que era muy pobre y estaba hecho de poliestireno de distintos artefactos, ya saben, de esos que tienen recovecos y formas raras, no era liso. Recuerdo que en ese mundo con la gravedad invertida, había otras pequeñas entidades que me invitaban a jugar, e intentaban distraerme cuando tenía deseo de volver a mi cuerpo porque ya era de día. Incluso hoy los recuerdo. En cada lugar físico en el que estaba, tenía sueños en los que el lugar era exactamente igual al real y pensaba que estaba despierta. Conocía distintas entidades en cada lugar. Lograr lucidez en los sueños era algo natural para mí, pero no era grato. Por muchísimos años arrastré cansancio acumulado por no lograr descansar mi cuerpo y mente apropiadamente, mientras buscaba en estos mundos algo que ni yo sabía que era. Quizá sólo la fascinación de lo desconocido.
La llegada de internet supuso un gran avance, porque pude investigar el sueño de una manera más científica e ir identificando los procesos biológicos y relacionándolos con la experiencia subjetiva. Eso me dio consciencia, y me permitió enfrentar el mundo onírico de una manera completamente distinta. Entiendo ahora que mi lucidez no implica que realmente esté despierta, sino que mi cerebro está funcionando casi como si estuviera en vigilia. Entiendo que estoy paralizada porque mi cerebro ha hecho lo suyo para que mis músculos no se muevan y no patee a mi esposo aunque mi consciencia esté jugando fútbol. Sé también que cuando el cerebro paraliza el cuerpo, tiene que realizar un pequeño ajuste en sus percepciones de la gravedad y la propiocepción en general. Normalmente no importa porque no estás consciente cuando pasa, pero si lo estás, se percibe como un vértigo, zumbidos, la visión de colores psicodélicos o simplemente presión, pero es muy desagradable. Si te relajas y tienes paciencia, pasa en pocos minutos; si no, si te asustas, lo más probable es que aparezcan tus demonios y acabes con una parálisis de sueño. Esta información ha hecho que cuando me enfrento a esas experiencias aterradoras, no importa si es el demonio de ojos rojos, o el hombre del sombrero, o cualquier otra entidad oscura, sé que hay dos caminos: dejar mi cuerpo físico o despertarlo.
Lo que más me gusta es cuando obtengo lucidez una vez que ya estaba dormida. Es menos traumático así. Estás soñando y de pronto miras a tu alrededor y lo sabes: "estoy soñando". Si sabes que estás soñando puedes enfrentar las pesadillas y transformarlas en sueños bellos. No les puedo explicar el cambio que eso significa en la personalidad. Con la práctica empiezas a identificar distintos niveles de lucidez. El primero es cuando sólo sabes que estás soñando, pero no puedes hacer nada porque tu consciencia está apegada a la lógica del mundo físico aun: tratas de gritar y no sale sonido de tu boca, porque tratas de gritar con tu garganta física y de oír con tus oidos físicos. Hay que acostumbrarse.
Si eres capaz de dejar la lógica del mundo físico podrás empezar a cambiar la realidad del sueño. Aquí debes aprender a domar tu subconsciente, porque él enviará imágenes que él quiera, y algunas de ellas no son lindas. No se trata de pelear, sino de reencauzar. Si tu subconsciente te manda un demonio, lo conviertes en Lucifer, el de la serie y bueno... puedes hacer con él lo que quieras ;) Yo experimento los distintos niveles de lucidez como si una especie de presión sobre mí se fuera liberando, un zumbido en los oídos o una sensación de vibración muy intensa que hace que tenga que esforzarme mucho para cada acción. En la medida en que estoy más lúcida esas sensaciones disminuyen y puedo hacer y deshacer a libertad y sin esfuerzo. Hay personas a las que les gusta crear mundos paralelos en estas experiencias; yo, prefiero explorar el contenido que me aparece espontáneamente, y busco señales que me pueda ayudar en vigilia. Normalmente me aparecen como algo que puedo leer (sí, también como tiradas de Tarot). También he logrado que cuando en un sueño aparece alguien y puedo ver su rostro con claridad, es porque es alguien que voy a conocer en mi vida real, de lo contrario sólo "sé" que es tal persona, o es "alguien" borroso, sin detalles.
Si mi subconsciente me traiciona y no logro mantener la calma frente a una pesadilla (no siempre estamos preparados para enfrentar a nuestros monstruos), lo que hago es concentrarme en mover una pequeña parte de mi cuerpo físico acostado en mi cama. Puede ser un brazo, un pie, o incluso un dedo. Pero me concentro en moverlo físicamente, porque cuando lo logras, despiertas automáticamente.
¿Son sueños? ¿es el mundo astral? ya no me lo pregunto. No tiene por qué ser una cosa o la otra, en lo que a mí respecta, es perfectamente posible que sean ambas.