lunes, 19 de abril de 2021

Andrea Vitali, La Escalera Mística.

El viaje místico hacia el conocimiento

Ensayo de Andrea Vitali, 2004. Original en italiano disponible en:
 http://www.associazioneletarot.it/page.aspx?id=110&lng=ITA

Traducido al español por Macarena Hurtado, con permiso expreso del autor, desde la traducción al inglés revisada por Michael S. Howard en el año 2012 y algunos detalles del italiano original. Las imágenes y notas incluidas son parte del artículo original.

Versión en inglés de Michael S. Howard:
 
http://www.associazioneletarot.it/page.aspx?id=110&lng=ENG

La presente traducción se publicó en Abril de 2021 como parte de una serie de traducciones de los ensayos del maestro Andrea Vitali, que hasta el momento no encontré traducidos al español y me parecen fundamentales para cualquiera que se interese seriamente en este arte.


Ad patriam vitae noctis da valle vocati, / virtutum gradibus scandite lucis iter. / Arduus atque arctus fert ad coelestia callis: / devexa ad mortem ducit, et amplia via.
 (Llamado desde el Valle de la Muerte a la patria de la Vida / subo el camino de luz por los escalones de la virtud / el arduo y estrecho sendero lleva a los cielos / y el camino ancho desciende a la muerte).

Próspero de Aquitania, Epigrammata ex sententiis S. Augustini, 655 LXIX

Como hemos visto desde la primera sección de la exhibición “Tarot, Historia, Arte y Magia”, titulada La Armonía Celestial, en el siglo XV las 22 cartas de Triunfos representaban una enseñanza de Ascetismo Místico. El origen del concepto de la Escalera Mística en la tradición cristiana viene del Famoso pasaje bíblico que cuenta del sueño de Jacob durante su viaje a Harán, una ciudad en Mesopotamia (Gen 28, 12-13). Jacob salió rápidamente, viajando todo el día. Cuando cayó la noche, se quedó dormido bajo las estrellas, usando una Piedra como almohada. Mientras dormía tuvo un sueño acerca de una hermosa escalera que abarcaba todo el camino desde la tierra hasta el cielo. En la cima, entre las nubes, Dios apareció y prometió darle a él y a sus descendientes, esto es, el pueblo de Israel, la tierra sobre la que él está recostado -
Figuras 1 y 2(Es necesario observar que la escalera recuerda a los grandes escalones del Zigurat babilonio, que van desde el suelo hasta su cumbre, donde estaba situado el templo de Dios, y donde se consideraba que ese mismo Dios residía).

 

Figura 1
El sueño de Jacob, Biblia de Wenceslao, cod. 2759,
fol 27r, 1398 ca.-1395. Hofbibliotheck, Viena


Figura 2
Raphael Sadeler, 1569- c.1628.
El sueño de Jacob, grabado.


Jacob se despertó y exclamó: "¡Verdaderamente el Señor está en este lugar y yo no lo sabía!" y tomando la piedra sobre la que había apoyado su cabeza, la colocó en posición vertical como una estela sagrada, vertiendo aceite encima. Llamó a ese lugar Betel, que significa "Casa de Dios". Los padres de la Iglesia, ambos, en Oriente y Occidente, proveyeron bastantes interpretaciones alegóricas de este episodio. Para Filón de Alejandría (Primer Siglo), Clemente de Alejandría (antes del 215) y Orígenes (185-253/254) los ángeles eran un parangón del alma humana, y su ascenso y descenso en la ascensión al cielo. Mientras para otros padres, la Escalera significaba el lazo de unión entre los mundos espiritual y material, y los ángeles fueron asimilados a la palabra divina. En adición, la Escalera era vista como un símbolo de María y Jesús en el rol de intermediarios entre el cielo y la tierra.


Figura 3
Guglielmo Borremans, La Escalera Mística, 172,
Iglesia de Santa María de la Piedad, Palermo.
Foto de Angela Bisesi.

En la cristiandad primitiva, el camino al cielo era imaginado en la forma de una ascención, como las de Cristo y Elías. La Escalera, junto con una montaña alta, se transformaron en el principal elemento para representar el viaje de humanos hacia un encuentro con Dios. Esta representación tuvo un gran éxito a nivel iconográfico y hagiográfico: Perpetua, la mártir cartaginesa, mientras estaba atrapada en prisión, tuvo una visión de una alta y estrecha escalera al cielo, con palabras, lanzas y otros tipos de armas que obstaculizaban el camino desde los costados, mientras un dragón se agitaba en su base, representando el camino al cielo a través del martirio.

La mayor humildad y la divina bienaventuranza pueden ser alcanzadas en la vida terrenal mediante un ascenso,  erigiendo una escalera con las propias obras como aquella de Jacob, recurriendo primeramente a las virtudes (las escaleras moralizadoras de la virtud son habitual en el 'arte medieval iluminado) capaz de quebrar el  orgullo  “que hunde al hombre impidiéndole su elevación” (san Benedicto de Norcia).


Con el pensamiento escolástico – que confirmaba la verdad de la fe mediante el uso de la razón y el recurso de la autoridad- nació una nueva y fructífera conexión entre la teología y la filosofía, por la cual, Scientia (ciencia) y Sapientia (sabiduría) – incluyendo la filosofía, que prepara el entendimiento de la fe; y la Teología, pretendiendo ser la expresión suprema- fueron considerados peldaños de la escalera, que aparecen en los grabados que acompañan el trabajo del Obispo Antonio Bettini, “El monte sancto di Dio” (El monte santo de Dios)(1477), “un escrito simbólico que desea mostrar el camino para obtener la verdadera felicidad” 
Figura 4. En su trabajo, el jesuita que sube la escalera tiene un pie descansando sobre la cabeza del Diablo, el que encontramos como el dragón de la visión de la Mártir Perpetua, donde como San Agustín observó, su cabeza formaba el primer peldaño de la escalera. Su significado es simple: el camino a la ascensión no puede ser tomado sin antes aplastar la cabeza del diablo, esto es, rechazando el mal. Para representar la ruta de ascenso, en adición a la escalera, encontramos una montaña, como aparece en el grabado de Antonio Bettini, aunque los dos motivos perduraron la mayoría de las veces de forma independiente.


Figura 4

 En el Tarot de Carlos VI una montaña de forma estilizada es puesta en el camino del Ermitaño (figura 5): su cima, que está cerca del cielo, participa del simbolismo de la trascendencia, un punto de encuentro entre el cielo y la tierra y el fin de la ascensión del ser humano. San Juan de la Cruz escribió acerca de esto en “La subida al Monte Carmelo” (1579-1585): “El alma que quiere subir la montaña de la perfección con el fin de hablar con Dios tiene que renunciar a todas las cosas materiales y dejarlas abajo” (I,5,6).

 

Figura 5


Una maravillosa representación de la Montaña del Ascenso es la “Alegoría de la Montaña de la Sabiduría”, incrustaciones de mármol en el piso realizadas por Bernardino di Betto, llamadas “Pinturicchio”, en la Catedral de Siena entre los años 1505 y 1506. Figura 6.  Aquí, una Fortuna clásica es representada como la guía de una nave que llega a los pies de la Montaña de la Sabiduría, atravesando un mar oscuro y agitado, conduciendo a los filósofos que quieren alcanzar la cima[i]. El estrecho pasaje desde el mar, el acantilado que lleva a la cima de la montaña, está plagado de trampas: serpientes (demonios) por todas partes acechan para invalidar el camino de los filósofos. Con el mismo significado simbólico encontramos al diablo en algunas representaciones de la escalera (Figura 7).


Figura 6
  

 Figura 7
La Escalera al Paraíso, Monasterio de Santa Catalina del  Monte Sinaí


En el llano en la cima de la montaña un elegante Pareado Elegíaco (
figura 8) domina por encima de la figura de la sabiduría: HUC PROPERATE VIRI / SALEBROSUM SCANDITE / MONTEM / PULCHRA LABORIS ERUNT / PREMIA PALMA QUIES (Date prisa, sube aquí, por la montaña escarpada, el hermoso premio del trabajo será la palma que da la serenidad). A la derecha e izquierda de la sabiduría están Sócrates y Crates, este último en el acto de tirar joyas al mar, un claro signo de renunciación a todos los bienes materiales como un paso necesario para ascender a la Felicidad. El episodio de Crates lanzando sus riquezas al mar es mencionado en otros lugares, por ejemplo, en las cartas de San Jerónimo: “Crates ille Thebanus, homo quondam ditissimus, cum ad philosaphandum Athenas pergeret, magnus auri pondus abiecit, nec putavit se posse et virtutes simul et divitia possedere” (58,2).  


Figura 8  


Otro personaje, el que encontramos con otros en la primera parte del camino, es el filósofo Zenón de Citio, un alumno de Crates, al cual Diógenes Laercio en su “Vidas de los filósofos” ha dedicado un Amplio espacio: “El encuentro de Crates sucedió como sigue: Habiendo comprado algunos púrpuras en Fenicia, naufragó con toda la carga cerca de Pireo. Subió a Atenas (ya había alcanzado la edad de treinta) y se sentó en la tienda de un librero, leyendo el Segundo libro de Comentarios de Jenofonte (Xenofón). Zenón sintió tanta Felicidad que preguntó dónde podría encontrar un hombre como Sócrates. En ese preciso momento pasó Crates, y el librero lo apuntó diciendo: “sigue a ese hombre”. Después de eso se convirtió en pupilo de Crates: su espíritu era muy enérgico en la filosofía… alguien atribuyó a él estas palabras: “así que tuve un buen viaje, cuando naufragué”  y  “Fui bendito, el destino me condujo a la filosofía”.[ii]

En la publicidad, Zenón es presentado con una larga capa de borde amarillo y un sombrero del mismo color, mostrando su mano derecha abierta y la izquierda con el puño cerrado, una actitud que conecta con el significado de la retórica (la mano abierta) y de la dialéctica, que necesitaba hacer calzar juntos los argumentos (ingl. Squeeze together / ital. Stringersi) para llegar a conclusiones coherentes (el puño cerrado), como podemos ver en la ilustración de “El Orador” (32-113) y “Finibus Honorum et Malorum” (2,6,7) de Cicerón. Petrarca, en “El Triunfo de la Fama”, dice en referencia a Zenón: “Vi a Zenón, padre de los estoicos, de pie para ilustrar mejor sus palabras, con una palma abierta y un puño cerrado” (115-118, a).

Si nos detuvimos en este personaje, es para destacar la importancia de la Ciencia como fue expresado previamente, en el viaje de ascenso. Era una Ciencia que incluía, además de Filosofía, Retórica, Dialéctica, etc., y pertenecía a las Musas[iii] como fue interpretado por Cicerón y Fulgencio, como personificación de las facultades intelectuales; estas eran representadas juntas con los filósofos antiguos en los sarcófagos e identificados precisamente con la Ciencia. Las Musas también participaban en el camino a los Dioses en el pensamiento clásico, como encontramos en Cátulo (Carmina 105): "Mentula conator Pipleium scandere montem / Musae fucillis praecipitem eiciunt" (Mamurra, que se apellida Minchia, intenta escalar las alturas del Monte Párnaso, con tridentes las Musas lo derriban).

Otro ejemplo equivalente a la escalera o a la Montaña de la Ascensión, incluso si está compuesto físicamente de murallas concéntricas que contienen muchos recintos, con portones que permiten pasar entre ellos es el “Tabula Cebetis”, un diálogo del primer siglo que representa el camino de los seres humanos a la Felicidad, que es ilustrada sentada en una roca en el medio de tres recintos (
Figura 9) . Aquí hay algunos versos de este trabajo, en la forma de un diálogo entre un hombre viejo y algunos extranjeros, donde el viejo entrega una advertencia acerca de los riesgos de la ignorancia:

“Anciano: Si ponen atención para entender lo que les digo, serán sabios y felices; de otra forma, se volverán insensibles e infelices, odiosos e ignorantes, y así vivirán malamente, pero, no de una sola vez… sino poco a poco, durante toda su existencia, como los condenados de por vida. Si en vez de eso, llega el momento en que alguno sepa, entonces, es el momento en que el sinsentido muere, y uno es salvado y se vuelve bienaventurada y feliz su vida”.[iv]

 

Figura 9
Tabula Cebetis, de cartas educativas alrededor de la mesa del Conde Cornelius Pepoli VC Cebetis, 
Reina de Arcadia con nombre pastoral de Cratejo Erasiniano, Venecia, 1771
 

La escena completa está llena de figuras alegóricas simbolizando la pasión, los vicios y virtudes humanas. Después de pasar a través de varios obstáculos en “un impenetrable camino, escabroso y rocoso”, él alcanza el cerro en el que está la verdadera Cultura, descrita como “una mujer hermosa, de rostro firme, edad media y madura, vestida de una forma simple y modesta”. Depende de ella conducir al hombre a la presencia de la Ciencia y de las otras Virtudes, que, en su momento, guiarán a todos los seres humanos hacia la Felicidad. En los 22 Triunfos que son un espejo de la enseñanza de la Escalera con forma de juego – Mons. Lorenzo Dattrino escribe que el número 22 en el Misticismo Cristiano “constituye la base y la introducción de la sabiduría de Dios y el conocimiento del mundo”[v] – será la falta de sentido del Loco, que es, el que no cree, la que lo destruirá llevando a la ruina de su alma. El sabio, que es, aquel que entiende el camino correcto a través del intelecto y la razón (Virtus mentis sciendi et iure adhibendi rationem est. Homines, qui sapientiam student, sapientes nominantur), evitando riquezas y honores, siguiendo las virtudes y amando al único Dios, ascenderá con El a la gloria del cielo.


Con toda probabilidad, el término “tarot” viene a reemplazar el término “triunfo”, justo cuando el concepto de Escalera Mística, asociada a este conjunto simbólico, fue sobrepasada por su aspecto lúdico, así que fue contado entre los considerados exclusivamente juegos de azar que, como sabemos, fueron rechazados en varias ocasiones por las autoridades religiosas, aun cuando algunos buenos juristas aseguraron ver en el juego del tarot  "algo virtuoso".

 Copyright by Andrea Vitali  © All rights reserved 2004



[i] Lea acerca de “La rueda de la Fortuna” en la sección “Ensayos iconográficos en la web de Andrea Vitali.
http://www.associazioneletarot.it/page.aspx?id=122&lng=ITA

[ii] Edición de 1998,pp.243-244.

[iii] Vea el ensayo Schifanoia ei Tarocchi

[iv] Traducido del latín por  D. Pesce, 1928, p. 43.

[v] Mons. Prof. Lorenzo Dattrino, Il Simbolismo dei numeri nella Patristica (El simbolismo de los números en la patrística), en "G. Berti - A. Vitali (Editado por), Tarocchi: Arte e Magia (Tarot: Arte y Magia)", Le Tarot Editions, 1994, p. 71.