lunes, 30 de noviembre de 2020

Imágenes, certezas y el derecho a la locura. Aprendiendo de: Enrique Enríquez.

¿Y quién diablos eres tú para pedirle una entrevista a Enrique Enríquez? 

Ya saben cómo es esto, intentamos hacer, pero siempre tenemos encima los monstruos del "acertar", el "saber" y "lo correcto", las cabezas del Cancerbero del mundillo del Tarot y quizá hasta de la vida, en general. Pero quizá por eso precisamente cobró más sentido, porque no hay nadie que yo haya conocido, visto o leído que se enfrente al Tarot con la radical libertad con que él lo hace. Y me animé a escribirle, con la idea de que lo peor que me podía pasar es que me dijera que no. 

Pero, no fue así. Y aquí estamos.

Enrique Enríquez, es un personaje fascinante a los ojos de una nerd como yo. Conocido en nuestro mundillo tarotístico hispanoamericano que frecuentamos principalmente por el documental "Tarology" y por el libro "Mirando el tarot de Marsella", este Venezolano de origen, trasciende todas las definiciones que se le quieren dar, y eso es, contertulios queridos, lo que hacía tan importante para mí que él pudiera contarnos su experiencia. Hay que matar ese monstruo. Ya.

Desearía tener la destreza con las imágenes en el nivel poético que pudiera haberme ayudado a elegir algo con que acompañar sus palabras y lo hiciera visualmente más atractivo. Pero, no me pareció del todo honesto. Y si algo se trata esto es de honestidad. Así que simplemente vayamos a lo que importa.

¿Cómo y cuándo llegó el Tarot a tu vida?

Para todo fin práctico el tarot entró a mi vida cuando me mudé a Nueva York hace veinte años. Antes de eso las imágenes permanecían secretas porque yo no sabía cómo hablar de ellas. Al llegar aquí me encontré con que el tarot fue lo único que esta ciudad estuvo dispuesta a aceptar de mí. Así que no me quedó más remedio que aprender, desde otro idioma, a dar cuenta de lo que veía. Estoy seguro que eso dio pie a toda clase de malentendidos. Ese fue el lenguaje en el que me volví fluido.

¿Desde el principio sentiste que era para ti o tuviste miedos y dudas?

Las imágenes son certezas. Las dudas habitan en la palabra. Por eso hay que dudar lo que se dice del tarot, no del tarot. 

Creo que la única vez que he encontrado miedo en una imagen fue cuando robaron mi casa. Tuvimos que ir a la policía a hacer un reporte y el detective, que tecleaba con dos dedos, me dijo que fuese a ver algo que estaba pegado en el corcho de una cartelera, una fotografía. Era una imagen casi negra. Tuve que acercarme mucho y esperar a que mis ojos tocasen la figura contenida en la foto. Era una mujer desnuda. Había sido estrangulada y rescatada de un río. El negro no era negro, sino infinitos tonos de piel violeta. Mi reacción inmediata fue dar un salto hacia atrás. Eso al policía le dio mucha risa.

¿Qué personas (fuera y dentro del mundo del tarot) te inspiraron?

Recuerdo a un profesor que nunca me dirigió la palabra pero se rumoraba que le leía el tarot a las alumnas. Por aquel entonces yo acababa de descubrir las imágenes del tarot en un libro sobre la historia de la imprenta. Me maravillaba imaginar que estas imágenes creaban la privacidad que él compartía con aquellas mujeres.

Recuerdo a la encargada de una librería esotérica que hizo todo lo posible por disuadirme de comprar el pequeño libro de Tchalai Unger, el único manual de tarot que valió la pena leer. Ella estaba tan convencida de qué aquel era un librito gris y sin importancia que no hizo más que confirmar en mí el desapego hacia el mundo del tarot y su certezas.

Recuerdo a una mujer que, durante un verano, vino a verme todos los días. Cada día llegaba tarde, se disculpaba por haber llegado tarde, derribaba algo con su bolsa al sentarse, se disculpaba por haberlo derribado y me hacía las mismas 20 preguntas. Se repetía como un fantasma, así que decidí que la única opción lógica era convertirme yo también en un fantasma. Cada día le contesté sus 20 preguntas sin importarme si las respuestas corroboraban o contradecían las respuestas del día anterior. Entendí que al repetirse ella alcanzaba velocidad simbólica y me obligaba a mí a seguirla. Me enseñó a volverme imaginario.

También recuerdo una joven bellísima que agitaba un abanico para transformar pequeños trozos de papel de arroz en mariposas. Tenía un deseo enorme de mirar el tarot conmigo y cuando finalmente lo hicimos nada de lo que le dije era para ella. A veces lo mejor que se le puede dar a alguien es una decepción.

El método de Enriquez para la lectura del Tarot es único. Suyo. Intentar imitarlo sería demostrar no haberlo entendido. Como él mismo lo ha dejado claro: "desmentimos enfáticamente cualquier cosa que usted crea que afirmamos".* 

Sabemos que has desarrollado una manera muy propia de interpretar el Tarot ¿Sentiste en algún momento del camino temor de no estar haciéndolo “bien”? Si fue así ¿cómo lo manejaste?

No se me ocurrió nunca que alguien podría estar haciéndolo mal. ¿No es acaso todo un truco? Le hemos dicho por tanto tiempo a este juego de cartón que es un oráculo que el pobre ha terminado por creérselo.

La pregunta nunca es cómo leer el tarot, sino cómo vivir. Hay una manera de vivir en comunión con el mundo de las formas. El tarot puede servir como puerta de entrada, así haya gente que se queda embelesada en los picaportes. También hay otras maneras de vivir, pero es muy difícil dar cuenta de la experiencia del otro. Por lo tanto sólo puedo decirte que yo decidí vivir en una realidad poética y el tarot me ayudó a llegar allí.

¿En algún momento sentiste que alguien te censuraba por no “respetar la tradición” y seguir tu propio método?

Soy yo el que se censura. Me censuro siempre. No me permito tomar prestados la lengua o los ojos de otro.

¿Qué importancia tiene para ti la libertad en la interpretación del Tarot?

Y si no es un ejercicio de libertad, ¿Qué es interpretar al tarot? Incluso quienes siguen al pie de la letra los métodos más estrictos simplemente ejercitan su derecho a la locura. ¿No es eso la libertad?

¿Qué valor le asignas a las distintas tradiciones esotéricas?

El mismo que a los perros. Personalmente los evito pero entiendo que sus dueños los aman.

¿Cuál dirías que es tu aporte a la interpretación del Tarot?

Creo que ninguno. Yo nunca he interpretado al tarot, sólo el espacio entre las cartas.

¿Qué viene para ti ahora en tu proceso de aprendizaje del Tarot?

Entender a los gorriones.

Para las personas que están interesadas en aprender tu método ¿crees que lo pueden practicar con otros mazos o que se adapta sólo al <TdM>?

Los seres humanos nos hemos arrogado el rol de testigos del tiempo. Contamos. No sólo enumeramos lo que existe sino que damos cuenta de ello. El tarot de Marsella es un material dúctil para familiarizarnos con la habilidad de ver y darle nombre a lo que vemos por su estructura analógica, que es única en relación a otras barajas. Quien puede ver lo que tiene enfrente y darle un hombre adquiere los medios de articular la experiencia humana. Quien piensa analógicamente puede siempre encontrar el camino hacia la totalidad. Una vez que esto toma cuerpo en nosotros, una vez que se constituye en una inercia, podemos aplicarlo a todo, siempre y cuando no nos de vergüenza salir a la calle con los ojos desnudos.

¿Qué consejo le darías a los que recién están aprendiendo a interpretar el Tarot?

Que no se dejen atrapar por las imágenes, que se deshagan de ellas tan pronto como les sea posible. Lo que nos atrae de las cartas no son las figuras impresas en ellas sino la posibilidad de barajarlas. Al barajar el tarot aceleramos el tiempo y obligamos al azar a comparecer frente a nosotros. Es una mala costumbre. 

Siento que cualquier cosa que diga después de esto viola un poco este espacio sagrado, así que sólo me despediré, y me iré lentamente (sí, imagínense ese meme de Homero).
Los adoro.  

*la cita la saqué del artículo: "la conspiration alphabétique", en este blog

martes, 10 de noviembre de 2020