miércoles, 5 de febrero de 2020

¡No todo tiene que tener significado!

El otro día mirando en los grupos internacionales, me topé con una conversación muy graciosa e interesante. Todo empezó porque una usuaria descubrió en su mazo, que la reina de espadas tenía dos pies derechos.


Ella quería saber qué significaba tan impresionante símbolo. Hubo muchas respuestas, algunas graciosas como "al menos es mejor que tener dos pies izquierdos" o "significa que ella sí sabe bailar", pero otras realmente ahondaron en lo que podría significar que ella tuviera dos pies derechos: Que si es porque ella siempre tendía a la acción, que si su conexión con lo masculino, que si siempre tiene razón ("right" en inglés significa tanto correcto como derecha)... hasta un punto en que alguien le preguntó al autor del mazo (Marco Proietto) qué quería decir y su respuesta fue la siguiente:

"Podría ser muy lindo explicar que es un detalle rico en simbolismo o que es un secreto oculto...
o que como en el arte clásico la anatomía de los hombres y animales fue cambiada para hacer la escena más estéticamente perfecta (...)
... pero, desafortunadamente tengo que admitir que es un simple error. (...) Estaba distraído cuando dibujé el detalle del pie en la tableta gráfica."


En mi vídeo "Tipos de Tarotistas" (si no lo viste ¡corre! haz click aquí y aprovecha de suscribirte a mi canal) aparece el concepto del lector técnico, que allí lo tomamos con humor y lo exageramos un poco, pero es una forma real de enfrentar la lectura de Tarot utilizada por muchos lectores al día de hoy, seguramente debido a que algunos autores toman como costumbre analizar cada pequeño detalle de la carta para construir su significado, y eso no está mal, claro que no, pero  hay que saber diferenciar entre lo que de verdad es un símbolo que el autor puso allí para comunicar algo, y las cosas a las que yo les puedo dar significado si quiero, pero que no son un símbolo intencional.

Los mazos antiguos, entre ellos los Tarots de Marsella (TdM) tipo I y II fabricados en el siglo XVII, eran impresos con xilografías, es decir en piezas de madera en las que se grababa el diseño para luego cubrirlo con tinta y traspasarlo al papel, con un efecto similar al de un timbre, del día de hoy.




El grabado en la madera era a mano, un trabajo lento y detallado, porque si te equivocas, no se puede borrar y arreglarlo, tienes que comenzar a grabar desde cero. En su época las cartas con este tipo de impresión eran un gran negocio, y se exportaban mazos desde Francia a toda Europa. Este nivel de "industrialización" hacía que muchas veces, cuando el grabador se equivocaba, el error simplemente se quedaba allí, ya que no era rentable tener que comenzar a grabar una plancha completa desde cero por una minucia. Así que muchos de los errores a los que hoy se les puede dar gran contenido filosófico, en realidad son simplemente errores de impresión.

Algo similar sucede con los colores. En la época se coloreaba los grabados simplemente con los colores disponibles, que en un principio eran sólo negro, azul y rojo, y luego con el pasar del tiempo se fueron agregando otros como el verde, carne o amarillo. Dado que se pintaba con la técnica del stencil o con grabado en color, y que había que producir con rapidez, el resultado no siempre era muy prolijo, pero aun así era una maravilla tecnológica de la época.

Tarot de Noblet, de 1650, considerado un proto-Marsella.
La muerte aquí sí incluye el nombre, lo que
quiere decir que se le quitó posteriormente, probablemente
por superstición.

El punto es, que cuando miramos los detalles de una carta tenemos que ser razonables y no volvernos locos. En las cartas se puede ver simbología, sí, pero también se pueden ver decisiones simplemente estéticas o comerciales, incluso.

Si te apetece darles significado igualmente está muy bien, nada ni nadie te lo impida, por favor; pero no me parece honesto disfrazar la elaboración interpretativa personal, como un descubrimiento de un significado "verdadero", cuando la realidad es más simple. El Tarot no necesita falsos misterios para sernos útil, creo yo, llámame loca.

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