martes, 24 de marzo de 2020

La tarotista y la muerte.

Estaba la tarotista en su consulta tomando un té, de visible mal humor. A pesar de que la campana de viento sonaba alegremente cantando alguna canción, ella sólo se revolvía en su silla con el ceño fruncido. En eso estaba cuando de pronto la puerta cruje la entrada de algún nuevo consultante y entra la muerte, muy erguida, con un aire frío e imponente. Cruzan miradas. Miran las cartas sobre la mesa y la parca duda, por un segundo y luego suaviza su gesto y saluda amablemente.

-Buenos días.

-Buenos días- contestó intrigada la tarotista por el repentino cambio- ¿en qué puedo servirle?

Le señaló la silla del consultante. La muerte se sentó y suspiró amargamente.

-Estoy cansada de mi empleo, mis compañeros no me respetan, los clientes me huyen, y nadie me agradece el gran esfuerzo que hago. Cada vez que alguien debe cruzar el umbral, gasto casi toda mi energía en traer almas de otros que ame y lo amen, para que le ayuden a hacer la transición en paz. Hago el trabajo sucio, el que nadie quiere hacer, y nadie lo valora. Quisiera saber si esa situación cambiará algún día.

La tarotista tomó un Tarot de Marsella. Revolvió el mazo y se lo dio a la visitante para que lo cortara. Sus manos se tocaron por un segundo y el frío le caló en el alma, pero se compuso rápidamente y tiró las cartas. Entre ellas irónicamente, estaba la muerte. Ella frunció el ceño, muy ofendida por esa representación.

Dodal/Payen 1701

-Mira, ahí estoy, flaca y torcida, son tan injustos conmigo.

La tarotista miró la imagen y comprendió su frustración. Después de todo, esa imagen muchas veces había producido miedo y repulsión entre sus consultantes. Decidió entonces sacar otro mazo, el de Rider Waite y buscó la carta XIII para enseñársela.

Rider Waite Smith,1909

-Mira, este es otro Tarot. Aquí te ves diferente, eres una figura poderosa que trae renovación, lo indica esa flor en la bandera negra y todos se postran ante ti, todos saben que vendrás tan seguro como el sol sale cada día.

La muerte miró con mucho interés el dibujo. Al ver que había captado su atención, la tarotista sacó un tercer mazo y le enseñó su representación.

Silver Witchcraftt Tarot, Barbara Moore, 2014

-Acá eres todavía más hermosa, eres ese haz de luz, que permite la transformación de la cuncuna en mariposa y viceversa.

La muerte tomó la carta en sus manos, pasó su dedo sobre el nombre y la puso sobre su corazón. Luego miró a la tarotista con profunda tristeza, pero esta sólo siguió hablando.

-Si no te esperáramos, no sabríamos el valor de la vida. Te agradezco por el gran trabajo que haz hecho por eones. También -continuó, luego de darle un sorbo a su té- te tengo una buena noticia, porque el que haya salido esta carta en la lectura indica que la situación sí está cambiando. Ya verás como pronto serás reconocida y la gente no te temerá, sino que verá tu llegada con alegría, como un anuncio no de un final, no de un dolor ni de una pérdida, sino de la gran noticia que significa haber terminado nuestra tarea en este mundo y poder trascender. Tú eres la única gran y verdadera demócrata, ante ti ricos y pobres, jóvenes y viejos, hombres y mujeres, sabios y tontos, son exactamente iguales.

La tarotista tomó la mano de la muerte, que ya no le parecía fría.

-Vamos, amiga mía, estoy lista.

La parca se revolvió incómoda en el asiento.

-Puedo darte algo más de tiempo si lo deseas- susurró- a cambio del consuelo que has dado a mi corazón.

La tarotista le sonrió.

-Gracias, pero no es necesario. Hoy desperté muy amargada pensando en qué sentido tendría mi vida, y cuando me hiciste tu pregunta comprendí que todo lo que viví, lo que sufrí, disfruté y amé, había sido con el fin de poder aprender a afrontar con amor, alegría y dignidad tu llegada. 

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